Jardín de Luxemburgo
Tanto para los parisinos como para los visitantes, el jardín de Luxemburgo es un lugar de paso ineludible. Allí se cultiva una manera de vivir parisina que mezcla la naturaleza, el arte, el deporte, la relajación y las actividades lúdicas.María de Médici residía en la corte, en el Palacio del Louvre, y soñaba con instalarse en el arrabal campestre de la propiedad de los Cartujos. Se propuso adquirir los palacetes de dicha propiedad, entre ellos el del duque Francisco de Luxemburgo, en cuyos terrenos fue diseñado en 1612 el jardín de Luxemburgo.
El “Luco”, para los íntimos, es un espacio imprescindible de la vida parisina. Las familias van allí a pasear y las actividades hacen felices a los niños: ¡teatro de títeres, columpios, carreras de veleros en miniatura en el estanque, paseos en poni o caballos de madera!
Los deportistas se dan cita para jugar al tenis, un partido de baloncesto, una petanca...
El jardín de Luxemburgo también constituye una verdadera exposición al aire libre con sus numerosas estatuas y esculturas; acoge asimismo grandes monumentos catalogados como históricos: el Palacio de Luxemburgo, donde se reúne el Senado, el museo de Luxemburgo, que acoge exposiciones, o la Orangerie.